Participamos en el proyecto Babyloan, a través del cual ayudamos a pequeños emprendedores de todo el mundo con préstamos desinteresados.
Nuestro negocio son las juntas (tóricas, estáticas, rotativas, de vástago, de pistón…), su comercialización. No encontrarás una forma más rápida de hacerte con ellas. Esa es nuestra área de negocio. No obstante, pensamos que una empresa, además de esto, debe tener… otras cosas. ¿El qué? Nosotros lo llamamos principios, o visión del mundo y compromiso para intentar mejorarlo. Y en nuestra ‘visión’ la solidaridad ocupa un lugar preeminente.
Por eso participamos en varios proyectos de manera totalmente desinteresada. Uno de ellos es Babyloan, el préstamo solidario. Consiste en prestar una cantidad de dinero a un pequeño emprendedor de cualquier parte del mundo para que tenga la oportunidad de sacar adelante su proyecto. Se puede elegir al receptor en función del país, del sector, de la actividad…
Tú decides también la cantidad de dinero que le quieres prestar. Y una vez que el proyecto se ha financiado, el dinero es reembolsado de nuevo al donante, quien tiene la opción de recuperarlo o volverlo a ceder a otro pequeño emprendedor. En los tres últimos años hemos participado en nueve proyectos (tres por año) y todos han logrado el 100% de la financiación. Te contamos algunos de ellos.
Cuando decidimos ayudar a Amna, estaba casada y tenía, a sus 41 años, ochos hijos. Todos compartían una casa de tres habitaciones en el campo de refugiados de Jabalia, ciudad palestina a pocos kilómetros al norte de Gaza. Su marido estaba en el paro y el único sustento de la familia era una tienda de ropa y cosméticos que regentaba la propia Amna. La cabeza de familia necesitaba la ayuda, el micro-crédito, para poder comprar más ropa y cosméticos a proveedores de Gaza y Rafah y, así, obtener mayores ingresos. Su sueño era mudarse algún día a una casa más grande y lograr que sus hijos pudieran estudiar.
Siv era otra mujer casada, de 40 años y con dos hijos. De marido agricultor, llevaba 20 años vendiendo fruta en Camboya y necesitaba el dinero para comprar más fruta que poder vender: mangos, naranjas, plátanos, manzanas… Su objetivo era tratar de mejorar las condiciones de vida de su familia.
Kanninhesso, por último, estaba también casada y tenía 34 años y cuatro hijos. Se dedicaba a la venta de maíz y soja, bienes muy demandados en Benín (África) y que a menudo escasean. Necesitaba el dinero para comprarlos, venderlos y tratar de mejorar las condiciones de vida de sus hijos. En este proyecto, JIOrings hemos sido la punta de lanza de la ayuda, de lo que nos sentimos muy orgullosos.
Visita la web de Babyloan y echa un vistazo a los proyectos. Verás que con muy poco se puede ayudar muchísimo.
O contáctanos si crees que podemos ayudarte en algo.